Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 20, 18-33

18 El respondió: «Si han salido en son de paz, prendedles vivos; si han
salido en son de guerra, prendedles vivos.»

19 Salieron, pues, de la ciudad aquellos jóvenes de los jefes de los
distritos y el ejército detrás de ellos.

20 Abatió cada uno a su hombre. Aram se dio a la fuga e Israel le
persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, pudo salvarse a caballo con
algunos
jinetes.

21 Salió el rey de Israel y se apoderó de los caballos y carros,
infligiendo a Aram una gran derrota.

22 Se acercó el profeta al rey de Israel y dijo: «Anda, cobra ánimo, y
conoce y mira lo que has de hacer, porque el año que viene el rey de Aram
subirá contra ti.»

23 Los servidores del rey de Aram le dijeron: «Su Dios es un Dios de
las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero atacaremos en
la llanura y ¿no seremos más fuertes que ellos?

24 Haz esto: quita de su puesto a cada uno de los reyes, y pon
gobernadores en su lugar.

25 Por tu parte, recluta un ejército como el ejército que perdiste, con
otros tantos caballos y carros, y les atacaremos en la llanura. ¿No seremos
más fuertes que ellos?» Escuchó su voz e hizo así.

26 A la vuelta del año, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a
Afeq para luchar contra Israel.

27 Se pasó revista a los israelitas que fueron provistos de vituallas y
marcharon a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos como dos
rebaños de cabras, mientras que los arameos llenaban la tierra.

28 El hombre de Dios se acercó al rey de Israel y dijo: «Así habla
Yahveh: Por haber dicho los arameos: Yahveh es un Dios de la montaña, no
es Dios de las llanuras, voy a entregar toda esta gran muchedumbre en tus
manos y sabrás que yo soy Yahveh.»

29 Acamparon frente a frente durante siete días y el séptimo día
trabaron batalla. Los israelitas batieron a los arameos, 100.000 infantes en
un día.

30 Los restantes huyeron a la ciudad de Afeq, pero la muralla se
desplomó sobres los 27.000 hombres que quedaban. Ben Hadad había huido
y se había refugiado en la ciudad, en una habitación retirada.

31 Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de
Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre
nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey
de
Israel. Acaso te deje la vida.»

32 Se ciñeron sayales a sus lomos y cuerdas sobre sus cabezas y
fueron al rey de Israel y le dijeron: «Tu siervo Ben Hadad dice: Que pueda
yo conservar mi vida.» El respondió: «¿Vive aún? ¡Es mi hermano!»

33 Los hombres lo tomaron como buen augurio y se apresuraron a
tomarle la palabra diciendo: «Hermano tuyo es Ben Hadad.» El dijo: «Id a
traerlo.» Ben Hadad salió hacia él, y él le hizo subir a su carro.